Por Fabián Vital y Luis Gómez
La historia de César bravo, joven que ama el baloncesto y lo promueve en Oaxaca y en Oaxacalifornia.
César Bravo, mejor conocido como “Chiquilín” o “El chico mágico” entre sus amigos de baloncesto, nació en el Distrito Federal de México, pero sus raíces son de Oaxaca. La madre de César es del pueblo de Santa María Jaltianguis y su padre, del pueblo de San Pablo Macuiltianguis, los dos pueblos perteneciendo a la región Sierra Norte de Oaxaca.
“Nuestro mayor aspecto que nos une a los oaxaqueños son la música y el deporte,” cuenta César, “Los torneos regionales son noventa por ciento oaxaqueños. Cada pueblo representa su pueblo, es más orgullo, más que nada.”
César encontró su pasión por el baloncesto practicandocon el equipo local en Jaltianguis, donde vivió hasta que emigró a los Estados Unidos. Los padres de César emigraron antes que él, por lo tanto, César y sus hermanos se quedaron con su abuelita materna.
Después de un año y dos meses separado de sus papás, llegó a la ciudad de Arcadia a los seis años. Pero César enfrentó obstáculos en la escuela de su nuevo país que llegó a ser su casa.
Para César, lo más esencial en los Estados Unidos, essaber inglés. Y expresa que cuando estaba en primer grado, solamente se salía del salón de clases sin decir nada, porque no sabía cómo preguntar si podía ir al baño.
Aunque tuvo muchos problemas con el idioma, César pudo relacionarse con otros niños jugando al baloncesto. Después de graduarse de la preparatoria, César era parte de un equipo juvenil oaxaqueño que le dio la oportunidad de traer su cultura al baloncesto.
“Yo era el único oaxaqueño en la zona que jugábamos,” mencionó César, “era un obstáculo y un orgullo, porque había gente que nos iba a ver nomás por ser oaxaqueños.”
Representando a la región del valle, César y su equipo clasificaron al juego de estrellas. Más de 40 aficionados en el juego, eran oaxaqueños que estaban apoyando a César. Aunque no suele haber muchos latinos en deportes americanos, y mucho menos en el baloncesto, César no dejó que la discriminación desvíe su meta de jugar en la preparatoria y otras ligas que no eran oaxaqueñas.
“Muchas veces, nosotros nos ponemos esa intimidación, que soy el único latino, el único oaxaqueño,” expresó Cesar, “Había gente de otras razas y yo era el único mexicano y el más chaparro siempre”.
César hizo caso omiso a la discriminación en la que podría verse envuelto, ignoró todos los comentarios y trató de mantener su fe en la humanidad. Él dice que trata de actuar como un verdadero profesional, especialmente cuando se enfrenta con dificultades.
Para Cesar, cuánto mide y de dónde es, no es obstáculo para ganar los torneos de baloncesto. Cuando vivía en Oaxaca, ganaron el tercer lugar de su torneo y ha mantenido una actitud positiva, a pesar de que muchos latinos han sido desanimados por múltiples razones cuando se trata de permanecer en los deportes, César siempre tuvo buenos recuerdos que lo ayudaban a superar los malos tiempos.
César tuvo que lidiar con mucho acoso de otras razas simplemente por ser oaxaqueño. A muchos latinos que enfrentan bullying, les resulta difícil seguir practicando deportes o realizar otras actividades con anglosajones. La experiencia de César también es realidad para muchos jóvenes latinos que se involucran en los deportes.
César quiere empezar una organización sin fines de lucro para poder dar recursos a las personas que no son privilegiadas. Aparte de eso, ha creado un ambiente muy familiar para su gente, organizando torneos con la liga de Oaxaca Basketball.
La liga se enfoca en representar al pueblo oaxaqueño, así como en darles una plataforma para que los jóvenes latinos trabajen y mejoren sus habilidades mientras que preservan su cultura. César dice que como noventa por ciento es gente Oaxaqueña, incluyendo árbitros, comentaristas y entrenadores.
“Apenas el pasado noviembre del 2017 hice mi primer torneo a nivel de Oaxaca, representativo,” cuenta Cesar, “Tuvimos nuestra final en el Staples Center, algo que nunca se había hecho, para inculcar el deporte en nuestra gente”.
En el 2017, la liga de Oaxaca Basketball tenía 20 a 25 equipos y tuvieron la final en el Staples Center. Eventos como estos son especiales porque los equipos representan diferentes pueblos y le da la gente el orgullo de ser parte de algo competitivo, pero también cultural y familiar