Por Dalia Espinosa
La historia de Yuri Morales, joven que tuvo dificultad en aceptar su identidad oaxaqueña, pero ahora la cultiva por medio de la zumba
Yuridiana Morales, mejor conocida como “Yuri”, es una ex alumna de la Universidad del estado de California en Northridge. En 2017, ella se recibió con una licenciatura en sociología y cuenta que le gustaría enfocarse en los temas de criminología y justicia penal. En solo cuatro años, ella también se graduó con honores gracias a su promedio de calificaciones altas.
Yuri nació en Los Ángeles, pero sus raíces vienen de Santa Ana del Valle, Oaxaca. Ella relata que sus papás, como muchos inmigrantes, vinieron a los Estados Unidos para buscar un mejor futuro.
“Mis papás terminaron la primaria y eso fue lo único que pudieron terminar”, mencionó Yuri, “Mi papá siempre se levantaba como a las cuatro de la mañana para agarrar leña y para ir al molino. No comían hasta la tarde cuando venían pa’tras a la casa. Ellos de verdad no tenían mucho dinero, lo único que hacían, creo que eran tapetes, pero no hicieron mucho dinero con eso”.
El proceso no fue nada fácil, puesto que sus papás tuvieron que cruzar la frontera hasta en 3 ocasiones para poder llegar a los Estados Unidos, quedando así esta, como la historia del esfuerzo de sus padres para poder salir adelante, aunque ella no entendiera dicha historia, hasta que entró a la escuela secundaria. Por un tiempo, ella habla sobre cómo se avergonzaba de sus orígenes, ya que en su nueva etapa estudiantil estaba rodeada únicamente de norteamericanos y sentía incomodidad pese al sacrificio de sus padres.
Yuri no entendía el porqué, pero a ella le disgustaba cuando sus padres tenían que reunirse con sus maestros y prefería que enviaran una nota al respecto. Ella confiesa que le avergonzaba la diferencia del color de piel de sus padres y la desigualdad en las labores que sus padres desempeñaban en comparación a los de sus compañeros.
“Mi mamá me dijo: ¿Tienes vergüenza de nosotros?”
“Y me quedé callada porque como que yo misma no lo quería aceptar y yo en mi mente pensaba: “Yo no tengo vergüenza, pero ¿qué es lo que siento yo?”.
Todo cambió cuando Morales conoció a más compañeros de su misma comunidad. Aprendió que no era la única de su escuela con dos identidades. En la secundaria, Yuri tuvo más oportunidades de expresarse por medio de clases avanzadas, clubs y actividades como el ejercicio.
La nueva confianza que encontró Yuri en la Zumba le ayudó a sentirse más fuerte y por medio de la música latina sintió un gran orgullo en ella misma y de sus raíces.
Yuri regresaba a Santa María cada dos semanas, luego cada mes, pero cada vez le frecuentaba menos. Al pasar tanto tiempo en Los Ángeles, ella decidió optar por un trabajo, y a través del gimnasio de la escuela, ella pudo conseguir empleo como instructora de zumba y al darse cuenta del amor que sentía por su cultura en dichas clases, Yuri decidió trabajar como una instructora de baile.
Cropped view of multicultural dancers exercising movements of zumba in dance studio[/caption]
“Yo no tengo vergüenza, pero ¿qué es lo que siento yo?”
-Yuri Morales
A través de la zumba, Yuri comparte que se ha encontrado amistades y mentores que la llenan de buenas energías. Por ejemplo, en su primera clase como instructora, la lista de participantes se llenó, en su mayoría, gracias a que sus amistades le brindaron apoyo. En solo 3 semanas, sus nervios disminuyeron y pudo crear una lista de música a su gusto, a lo que le llama “playlist“.
Sus ritmos favoritos para las clases eran los ritmos africanos y latinos, pues le hacían sentir orgullosa de sus raíces. Yuri encuentra su felicidad en el baile y la música porque la inspira a moverse al ritmo de las diferentes culturas. Así es como ella expresa el amor y cariño que le tiene a la diversidad.
“Cuando era chiquita, sí sentía racismo, [pero] no sabía qué era racismo antes,” cuenta Yuri. “Hasta llegar a la universidad, y allí es donde hablamos más de racismo. Ahí es donde empecé a pensar más de cuando era chiquita. Y dije: ¿Sabes qué? Ahora ya entiendo por qué me sentía de esa manera” y “por qué no me querían”.
Yuri cuenta que ahora es un gusto para ella conocer personas de todas partes de Latinoamérica. Y que la energía de los latinos en sus clases de zumba le ayuda a amar el estilo, el color, las historias y la vibra de sus raíces oaxaqueñas.